Los puntos de guardado tienen algo especial, quizás un poco perturbador. Cuando nos disponemos a guardar nuestra partida activando uno de esos cuadrados rojos, podemos ver cómo James los mira directamente, ya sea en una mesa o anclado en la pared. Pero nuestro punto de vista cambia: miramos a través del cuadrado en dirección a James, como si fuera una cámara de vigilancia. Es un detalle un poco creepy y divertido a la vez, ya que mientras guardamos podemos ver lo que ocurre a su alrededor en tiempo real. Por ejemplo, si hay algún personaje que lo acompaña, hay posibilidades de que aparezca en pantalla.

El impresionante nivel de detalle gráfico del juego en general: los charcos y sus reflejos, el óxido de las paredes, la variación en la decoración de las habitaciones (zapatillas, muebles, desperfectos, etc.).

Expande el contenido del título original, por ejemplo, añadiendo más habitaciones explorables o más finales, manteniendo siempre la esencia del clásico.

Los combates con los jefes son mucho más disfrutables y complejos que en el original. Los escenarios son más amplios y cuentan con detalles que integran la temática de cada uno perfectamente.

Momentos en los que el juego nos sorprende con un flash inesperado de algo que conocíamos del juego original.

La posibilidad de romper los cristales de coches, escaparates y armarios, y cómo María reacciona ante ello.

Algo que siempre me encantó de este juego son los encuentros con otros humanos en un mundo tan hostil.

Tener la radio integrada en el mando de PS5 es todo un puntazo.

Es fácil equivocarse presionando el triángulo y usar un ítem de curación básica por error. Creo que sería mejor que se requiriera algún tipo de confirmación. Aunque si estás a tope de vida, no se malgasta, puede que quieras acumular varios golpes antes de usar la jeringa.

Cuando ampliamos una nota, estaría genial poder desplazarnos con el stick por ella, como ocurre con el mapa.

Pequeño bug en el laberinto: dentro del cubo giratorio, a veces el personaje se queda bloqueado y no se puede mover.

Cuando se nos pide meter la mano por un agujero, el váter o saltar al vacío, el juego nos pregunta varias veces si estamos seguros, intentando que nos arrepintamos de hacerlo. Sin embargo, que yo sepa, nunca pasa nada y no hay otra elección. La primera vez te lo piensas, pero en las siguientes ya no (solo en la bañera lo intentas pero no puedes, aunque igualmente no tiene consecuencias).

En los puntos de interacción, no siempre es fácil colocar el foco justo donde se necesita para activar la acción.

• En el hospital, no pude coger un cartucho de munición de un cajón.